sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz año nuevo!!!

Feliz año nuevo a todos ustedes!! Los que han llegado por casualidad, los que se meten y salen, los que ocupan de su valioso tiempo recorriendo mi blog, los que esperan cada capitulo con emocion y a esos que son fieles hasta el final.
GRACIAS!! Los amo!! Y hacen de estas 2700 visitas las mejores del mundo, los adoro a cada uno de ustedes...
Y que tengan buenas vacaciones :)

viernes, 30 de diciembre de 2011

Galería de fotos "Los juegos del Hambre"















Capítulo13 de "Gracias a una Piedra"

Me separé rápidamente de Scott. Y vi como el abría sus verde-amarillentos ojos de golpe y esbozaba una sonrisa al observarme.
Yo miraba a todas partes desesperada. Jure haber visto a Patrick. Acá. Justo al frente de nosotros. ¿O fue una ilusión?
No sé que puede haber encontrado gracioso en mi cara, porque estaba tan perpleja que no creo que hubiera mostrado alguna emoción. O podría ser que una sí. Confusión.
—Tranquila, eso pasa cuando das energía de esta forma. Todos tus sentimientos y emociones se revuelcan en tu interior. —me dijo sentándose.
— ¿Estás bien ahora? ¿Podremos volver? —dije mirando fijamente a esos amarillentos ojos.
—Estaré bien, no. Podemos volver, si. Habrá sido poca la energía que me has dado, pero me servirá para una transformación más. — Y saltó a  mis brazos como el pequeño gatito que conocí hace seis años.
—De acuerdo, no mas transformaciones por ahora. No se repetirá esto. — dije levantándome con Cheshire en los brazos y dirigiéndome hacia donde estaban los demás.
Cuando iba camino hacia donde se encontraban los demás pasé frente a una ventana donde pude contemplar mi reflejo. Mi piel estaba pálida y mi vista se notaba aparentemente perdida hacia la nada. Aunque estuviera mirando fijamente la ventana parecía como si mirara algo a miles de metros de ahí.  Mis ojos tenían un brillo extraño, como si estuvieran llorosos pero mi pálido aspecto decía lo contrario. Supongo que así se pone uno cada vez que de energía.
“Ojala no se den cuenta los demás” Pensaba. Pensarán que estoy enferma y seria una escusa factible gracias a todas las recaídas que he tenido últimamente.
Al llegar nadie se dio cuenta. Gracias a dios. Pero fue más que eso. Actuaban como que nunca me hubiera ido. Seguían hablando y me preguntaban cosas sobre lo que ellos habían estado hablando en mi ausencia. Yo no tenía ni  idea. Solo asentía.
Fue una de las cosas más extrañas que me han pasado en mi anormal vida.

Después de un rato Jess miro la hora y dijo que tenía que hacer algo. Y se fue. Mientras que yo me quedé tocando el violín ya que Kate y Oliver aparentemente estaban en otro mundo. Cheshire dormía plácidamente en mis piernas y ronroneaba cuando le acariciaba el lomo.
Ya que no tenía nada más que hacer saque el atún que Cheshire dejó y desperté al gato. Me costó obligarlo a comer ya que se daba vuelta y ponía sus pequeñas patitas sobre su cabeza.
Milagrosamente logre embutirle el pedazo de atún.
Pero ahora no me quedo nada más que hacer.
Volví a mi pieza.
A llegar saqué mi libro, puse a Cheshire entre mis piernas y me dedique a leer. No leí ni dos hojas cuando Cheshire se me unió. Cada vez que trataba de pasar la página y el no la terminaba ponía su pequeña patita sobre mi mano y la levantaba cuando terminaba.
Después de un rato se aburrió y se echó a dormir.
Su energía. La debía conservar.
Eso me dio una idea.
Le daría una pequeña visita a Patrick. El debía contarme todo y ahora es el momento.
Quiero preguntarle cómo puede darle energía a Scott. (Ojalá no me mencione que el beso es la única manera)

Salí de mi pieza con rumbo a la cabaña de Patrick. Caminé varios kilómetros.
Llegué al frente de la puerta y me paré a pensar en lo que me había hecho venir hasta acá. Información sobre la energía y Scott.

No toqué. Solo puse la mano en el plomo y lo giré.
No me habría imaginado lo que tenía en frente.
Estaba Patrick sentado en el sofá con Jess a su izquierda. El tenia su brazo (sin las vendas) apoyado en las piernas de Jess. Si en sus piernas. Los dos se quedaron pasmados al verme, igual como quedé yo.
Le lancé una mirada de odio tanto a Patrick como a Jess.
Jess.
Pensé que eras mi amiga.
Me di vuelta y salí corriendo. Patrick me alcanzó en menos de cinco segundos. Literalmente.

Rapidez. Ese era su poder común. Y también fuerza.
Me agarro del brazo.
— ¡Caroline! Espera.
— ¿Qué quieres? — le dije soltando mi brazo y poniéndome frente a él con las piernas separadas y los brazos uno a cada lado.
—No es lo que piensas— dijo calmadamente mientras yo ardía en rabia. Me acordé de mi padre que decía
“Cuando te enojes fija tu mirada el algo y cuenta hasta diez”
Desvié la mirada a la rama de un árbol. La más gruesa que tenía.
— ¿Entonces que debo pensar?— le dije gritando.
La rama. Hasta diez. 1… 2… 3…
Pero a cada número que avanzaba mi rabia también lo hacía.
— ¡Vamos! ¡Contesta Patrick!
5… 6... 7…
—Tranquila te lo explicaré— dijo sujetando me el brazo.
—No me toques con la mano que la tocaste a ella.
7… 8… 9…
Insistió en tomarme para calmarme.
…10
La rama que había estado mirando se partió en dos cayendo en a un metro detrás de Patrick. A pesar de todo él no se sobresaltó. Es como si hubiera sabido que esa rama caería detrás de él.
Jess salió corriendo y se paró en el marco de la puerta.
—Caroline, tranquila— me dijo acerándose y tomando me la mano. Yo la zafé de un golpe.
— ¡Como eres tan descarado! Tomando me la mano cuando ayer la apartaste. Te fuiste sin explicación alguna. Me evadiste cuando estuviste aquí—  mi voz salía cada vez mas fuerte mientras que le apuntaba con el dedo índice y le daba pequeños golpes en el pecho. Él retrocedía. — Y ¿Sabes qué? Haces que me preocupe por ti y tu como respuesta me evades ¡Haces que te odie!
—Caroline…— dijo tratando nuevamente con su todo de “niño bueno” tratar de calmarme.
— ¡No! ¿Sabes qué? Eres una mierda de persona Patrick Kinsley. Una ¡Mierda! Y no te atrevas a seguirme —me di vuelta y volví al colegio.

Llegue a mi pieza y me tire sobre mi cama. No aguante las lagrimas. Me puse a llorar como no lo había hecho en  años. Y Cheshire gracias a dios seguía durmiendo.

Quería salir de acá. Escapar de esta cárcel. ¿Pero cómo? Podría conseguir un auto. Pero no tenía carnet de conducir. Pero Oliver sí.

Llegue frente a su puerta.
“Ojalá no se esté enrollando con Kate” pensé.
Pero igual me arriesgué a tocar.
—Pase.
Entré y cerré la puerta detrás de mí. Los rasgos de Oliver se le deformaron al verme. Se paró y corrió hacia mí.
— ¿Que ocurre Carline? — dijo abrazando me y sacándome las lágrimas de la cara
No era primera vez que Oliver me veía llorar, de hecho era él, y el único que me podía calmar cuando lloraba. Ni mi Padre, ni Kate, ni Jess.
Cuando éramos más chicos los normal era que Oliver estuviera en alguna parte sentado mirándonos o dibujándonos (ya que desde los diez años que Oliver podía mover ágilmente el lápiz sobre el papel. Haciendo dibujos que alguien más grande desearía poder imitar). Kate corriendo  detrás de un perro, tratando de atrapar un pájaro o simplemente corriendo. Jess, como siempre tan observadora. A esa edad ella no tenía su cámara ya que se la regalaron en su cumpleaños decimocuarto. Y yo, que siempre estuve arriba de un árbol contemplando la nada junto con Cheshire que siempre subía conmigo. Subíamos lo más arriba posible hasta que las ramas rujian bajo mis pies o Cheshire quería echarse una siesta en alguna rama.
Me largué a llorar de nuevo.
—Tranquila, estoy acá— dijo poniendo mi cabeza en su pecho y empezando a tararear unas cuantas notas. — ahora dime ¿Qué sucede?
Me calmé y lo miré a los ojos.
— ¿Tienes carnet de conducir?
— ¿Para qué? Si lo tengo.
—Vámonos de acá— le dije tirándolo del brazo.
— ¿Qué? Eso es imposible. Y… ¿y qué sucede?
—Te cuento en el camino, pero ahora tenemos que correr.
— ¿Y Kate, y Jess?
—No podemos arriesgar a Kate, estará a salvo acá.
— ¿Y Jess?
— ¿Que carajos importa?
Oliver se quedo sorprendido por mi respuesta.
— ¿Y el auto, de donde lo sacamos?
—Tengo una idea.


Estábamos frente a la sala de profesores. Una inmensa sala de dos pisos que ocupaba casi todo el lado derecho del colegio. En esa sala se cumplían los aburridos castigos que los profesores daban. No se te harían hacer ya que jamás me han castigado (en este colegio, si eso es lo que es).
La mesa más cercana a la puerta siempre estaba sola y tenía en cada silla las chaquetas y carpetas de los profesores, además de una o dos tazas de café vacías sobre ella. En los días de clases los profesores se sientan en esa mesa para que cuando sea hora de ir a dar sus clases lleguen más rápido. Pero ahora que no hay clases la mesa sirve principalmente de ropero y custodia.
Para mi suerte había varios pares de llaves sobre ella. Pero yo me fije en la más cercana. El verdadero problema era como las sacaría.

Patrick y Jess vendrán en camino. ¡Había que apurarse!
Espera.
No. Ellos se quedarían allá. Solos.
Oh, Jess. ¿Así que ese era tu chico de intercambio? Por eso te comportabas tan rara cuando preguntaba por Patrick. Porque tu sabias que él estaba y ha estado todo ese tiempo en el bosque.
Sentía como me ardía la cara de rabia. Y Oliver lo notó.
— ¿Carline, estas bien?
Un sonido metálico. Las llaves.
—Oh, dios. ¿Qué ha sido eso? — dijo mirando las llaves con los ojos como platos.
Las llaves ahora estaban en la esquina de la mesa. Me sobresalté al darme cuenta que yo las había movido.
Poder propio. Fuerza mental.  Nada mal.

Me seguí concentrando en las llaves. Algo dentro de mí era como que siempre hubiera sabido que podía hacer eso.
Las llaves se empezaron a levantar de nuevo torpemente y caían haciendo bastante ruido.
Un profesor se dio vuelta al escuchar el sonido. Y no le dio mayor importancia. Siguió en lo suyo.
Llegaron a nuestras manos  dando “brincos” se levaban y caían, se elevaban y caían.

—Carline tienes que explicarme eso.
—Tengo que explicarte muchas cosas. — le dije mientras corríamos por el pasillo para llegar al hall y por fin a la libertad.
Encontrar el auto no fue tan difícil ya que no había muchos y al apretar la alarma este sonó de inmediato.  Fue una de las mejores cosas que nos pudo haber pasado en este instante.
En el viaje le conté todo lo que me contó Scott sobre los Ikall y los Liksa (Pero sin contarle de la existencia de éste) y también de lo ocurrido con las llaves, que era mi poder común, y lo ocurrido con Patrick y Jess.
—Woah, no me imaginaba de Jess, de hecho no me lo imagino de Jess.
—Oliver ¿Te acuerdas que siempre desaparecía en las tardes?
—Si
—Bueno a donde crees que iba ¿A estudiar? Vamos Oliver sabes que este semestre le fue horrible en los exámenes finales.
— ¿No que estaba aprendiendo francés con el chico de intercambio?
— ¡Oliver! pregúntale alguna palabra en francés, a que no se sabe más de cinco.
—De acuerdo, de acuerdo. Pero todavía no encuentro el problema, se supone que tu lo detestas ¿Verdad? — Dijo mirándome de reojo.
Oh, dios. Ahora sí que gane un record de la persona que se sonroja más rápido. Oliver dibujo una sonrisa en su rostro y centro su vista nuevamente en el camino.
—Pero no creo que sea así, las veces que los he visto están muy apegados. — Oliver empezó a usar el tono que siempre usaba para molestarme. Creo que disfrutaba viéndome nerviosa y sonrojada. Oh, no Oliver. ¿Acaso me quieres matar de un infarto?
— ¿Las veces que nos has visto?
—ha ha Carline, el mundo es pequeño.
—Dime las veces que nos has visto.
— ¿Qué tienes miedo que sepa algo importante? — lo fulminé con la mirada.
—A ver déjame pensar, esa vez en las bancas.
—Oliver, estaba desmayada.
—Pero según lo que supe, tú le pediste que salieran.
—Porque me sentía mal.
—Y esa vez en la pradera cuando empezaste a jugar con él. Yo te vi contenta, hasta te reías, algo raro por cierto.
— ¿Dices que soy una margada?
—No, es solo que tu solo ríes con chistes pero normalmente siempre estás callada o pensativa.
—Hey, tu sabes mejor que nadie que me pierdo del mundo. Me gustaría hacerlo para siempre— lo último me lo dije casi en un susurro para mí.
— ¿Qué?
—Nada.
— ¿No lo has besado aún? — no sé porque me sonroje con esa pregunta. Oliver me habrá hecho esa pregunta más de dos veces. La Última vez que me lo dijo se refería a mi novio, el que tenía allá en casa, del que Scott hablaba la otra vez.  Se llamaba Adrik, era alto con unos llamativos ojos verde claro, tan claro que casi brillaban, su pelo era castaño pero no como el de Patrick, si no más claro y desordenado. Y hablando de su físico tenía un torso muy bien desarrollado, además de fuerza ya que jugaba en el Equipo de rugby, pero algo que me gustaba de él, es que no era tan engreído como los demás de rugby.
 Amaba estar con él, ya que nos entendíamos perfectamente. Él me hacía sentir segura. Pero todo lo bueno tiene que terminar ¿No?  Duramos dos hermosos años y terminamos en buena, tres meses antes de venirme. El tiempo suficiente para olvidarme de su cálida protección. Aunque no del todo. Hasta el día de hoy tenía que admitir que se metía en mis sueños. Como la noche en que Patrick se quedó en mi pieza. Esa fue una de las noches donde Adrik se apoderó de mis sueños.
Dicen que el primer amor es el más difícil de olvidar.
—No.
— ¿No piensas hacerlo?
—Oliver, ¿No me has escuchado nada de lo que te dije? Patrick estaba con Jess. El día anterior me corrió la mano. Por mucho que quiera, no sé, es raro, un día está prácticamente encima de mí y al otro me evade como si fuera una peste.
— ¿Para qué me mientes Caroline? Tu misma lo dijiste “Por mucho que quiera…” vamos si se nota que te gusta. A mí no me engañas después de tantos años conociéndote.
—No se Oliver, es extraño. No es lo mismo.
—No es lo mismo— me imitó él— ¿Lo mismo a qué? No pretendas cambiar a la gente Carline, él no será como Adrik. De hecho no sé porque terminaron. Eran simplemente perfectos. Se llevaban tan bien, nunca pelearon y hasta terminaron de la mejor manera y se seguían hablando.
—No, Oliver no lo compares con Adrik, el era sensacional y jamás se portaba tan extraño. Nunca me evadió y después me hablaba lo más cariñoso. De hecho nunca me evadió. Y sabes porque terminamos. Sabes perfectamente que estaremos acá hasta que terminemos todos nuestros estudios.
—Déjame hacerte una pregunta.
— ¿Qué es?
—Si Adrik volviera, estuviera acá o tu allá. ¿Volverías con él?
—Si— respondí casi instintivamente. Total, Patrick si quería evadirme, bueno. No valía pena alguna.
—Bueno, ahora vamos para allá. Le daremos una pequeña visita.

Después de eso me fije en un GPS que tenía el auto. Mostraba un mapa. Nosotros estábamos viajando por la carretera principal (según el GPS). Lo tomé y empecé a achicar el mapa como para ubicarme donde estaba pero en vez de eso, el mapa se achico solo un poco más, mostrando perfectamente un gran circulo. Nosotros viajábamos por la carretera que estaba al centro de este y formaba una circunferencia más pequeña dentro de esta. Me di cuenta de cuanta distancia teníamos del colegio. Era la nada misma. Pero habíamos viajado por lo menos media hora. Eso significaba que estábamos en un lugar muy grande. ¿Pero dónde? No recuerdo algún lugar que tenga una forma tan perfectamente circular.
Me acordé de algo.
Mi Padre.
Él me hablaba de eso. Él me hablaba de esto. Él sabía todo. Él trabajaba en esto o ¿el era uno de nosotros? Y supongo que sabía que era yo.
Oh, papito no sabes cuánto te necesito ahora.
—Oliver.
— ¿Qué ocurre?
—Ya sé porque nos decían que no podríamos escaparnos. No se referían del colegio. Porque apuesto que muchos se han fugado. Pero el problema no es escaparse del colegio, es salir de acá.
— ¿De acá?
—Mira— le dije mostrándole el GPS— estamos en un circulo jamás podremos salir de acá, estamos en una “abducción” como lo llamaba mi papá.
— ¿Y qué es eso?
—Son como esas cosas que salen en las películas que te metes a una entrada “mágica” y llegas a otro mundo. Es como eso. Este lugar tiene una entrada y solo por ahí puedes entrar o salir.
— ¿Es decir que estamos en otro mundo?
—No, no en otro mundo. Seguimos en el planeta tierra pero dentro de una de las miles de “abducciones” que los Ikall hacen.
— ¿Cómo sabes eso?
—Me lo contó mi papá. Sospecho que el también es un Ikall y que trabaja con ellos, por eso viajaba tanto.
—Tiene sentido. Además él fue el que te entregó el collar con la piedra ¿cierto?
—sí.
No sé porque algo dentro de mi esperaba que Oliver no me  creyera pero después de todas las cosas que le han contado sobre los Ikall y los Lucifer ahora hay que esperar hasta que nos digan que los unicornios existen, que su sangre te hace inmortal, que las hadas viven los bosques y las sirenas en las saladas aguas del mar y que Harry Potter de verdad es una leyenda en el mundo mágico y que el señor de las tinieblas existió hace unos años atrás. Bueno creo que eso es sobrepasarse.

Oliver detuvo el auto.
A lo lejos entremedio de los árboles se distinguían varias formas negras deambulaban sin rumbo alguno. Sus pasos eran lentos. Se mesclaban unos entre otros para luego desaparecer en la espesura del bosque.
Uno se dio vuelta. Lo único que puede ver era su escalofriante cara. No pude ver bien sus rasgos pero su piel era inhumanamente blanca. Peor que como salen los vampiros en los libros.

—Oliver,…ponle reversa— le dije sin despegar la vista al frente. Los sujetos se empezaron a dar vuelta uno por uno. Lo que más me sorprendió fue que los que estaban más cerca del primer sujeto no se dieron vuelta primero sino los últimos de atrás. Como si se pudieran leer las mentes. Bueno en este extraño mundo de que formo parte eso es bien probable.
— ¡Vamos! — le grité ya que ahora la gran mayoría nos miraba con sus pálidas caras. — ¡Salgamos de acá!

No avanzamos ni dos kilómetros cuando el auto se detuvo.
— ¿Y ahora qué?, ¿Qué ocurre? ¡Vamos por el amor de dios!
—Se ha acabado el combustible. — dijo tratando de hacer andar el auto nuevamente, pero sin resultado positivo.

Las veía por todas partes. Las formas negras se acercaban, y tanto Oliver como yo sabíamos que eran nada más y nada menos que LIKSAS.
Ojala que no me hayan descubierto. Se supone que todavía no era definida 100% como Lucifer ya que mis poderes todavía no habían salido a flote. O la mayoría.

Podía ver en Oliver terror, miedo, angustia, desesperación. Él sabía que a quien ellos querían era a mí y también sabía lo que querían hacer conmigo.
“Si me descubren, me tendré que dar por muerta. Ellos son PHE, PPEC y PPEP. Perfectamente un PHE se podría convertir en tigre y darme caza en menos de un minuto. Un PPEC podría usar su fuerza y partirme la cabeza solo con sus manos o un PPEP podría perfectamente asarme con su fuego, ahogarme con agua, o podría levantarme con la mente como lo puedo hacer yo y dejarme caer tantas veces como se le dé la gana o hacer que vea cosas tan horribles que me empiece a matar sola. Nunca subestimes a tus enemigos pero tampoco los sobreestimes. ¿Y si este es mi último día de vida, mi última vista al sol? Con suerte pude saber cuáles eran mis poderes comunes y poder controlas bien el propio y sabes que otras más cosas podía hacer con él. Con suerte me despedí de Kate, Scott  de mi padre. Perdón padre no te podre ir a visitar. ¡Y si este era mi último día, de verdad que fue un día de mierda!” Pensé.
Salí de auto rápidamente y saqué a Oliver. Lo tomé de la manga y empezamos a correr. Yo corría lo más rápido que mis músculos me lo permitieron después del entrenamiento con la señora Gibson.
Sentía como esas figuras nos seguían y nos iban rodeando.
“Si esas cosas eran PHE, PPEC y PPEP ¿Por qué no usaban sus poderes contra nosotros?” pensé. Pero en ese momento era mejor correr que poner a prueba los poderes de los LIKSA.
En se instante que estaba distraída algo me tomó el pie haciendo que me cayera de cara al suelo. Me quede sin aire por unos segundos producto del impacto. Oliver se dio cuanta y se dio vuelta. Sus ojos mostraban miedo.
—Corre, ¡yo me encargo! —Dije tratando de respirar ya que esa cosa estaba arria mío. Y que digamos no era una pluma. Oliver no me hizo caso y vi como volvían y esas cosas lo seguían.
— ¡Que corras te digo! — le dije botándolo de un golpe, pero no físico, sino que con mi mente. Y creo que me sobrepasé porque al levantarse se empezó a sobar donde se había golpeado. —Perdón, no me medí. ¡Pero ahora corre! Te alcanzo.
Él lo dudó un momento pero después me apunto al bosque que estaba a la izquierda. Eso significaba que solo correría a la izquierda.
Me di vuelta para quedar frente a frente con esa cosa. Era literalmente escalofriante. Pero tenía algo de atractivo. Puede ser que en sus días de Ikall fuera realmente atractivo, pero ahora… Su blanca piel casi transparente, sus ojos sin iris. Solo tenían una pupila al centro y nada más. No tenía color. Las raíces de sus cabellos eran negras pero las puntas eran de un tono café.
— ¿Qué eres?
—U…Un... P...PPEP
—Mmm ¿Qué poder tienes preciosa? — ¿para qué diablos me pregunta eso?
—Fuerza mental.
— ¿Y tu novio?
—No es mi novio.
El ladeo la cabeza. Tenía un aspecto terrorífico pero su voz todavía era normal. Escuchaba como hablaban los otros y tenían una extraña forma de hablar. Hablaban como… serpientes... si eso… marcaban demasiado las S pero este LIKSA creo que hace poco se convirtió, por eso habla todavía algo normal y tiene la otra mitad del pelo café.
— ¿Qué es?
— ¿Me quieres dejar ir? — le dije. No parecía muy peligroso pero lo subestime. El estaba arriba mío y con sus piernas me empezó a apretar. — ¡HAAAAA, DETENTE!
—No me vuelvas a contestar así. ¿Qué es?
—Es mi amigo y es PPEC. — le mentí ya que si llegaba a saber que era humano probablemente lo maten.
— ¿Qué poder tiene?
—Todavía no sabemos, se está iniciando.
—No te creo.
—Pues créeme. — me volvió a apretar.
—Mueve algo.
Mire hacia una hoja que estaba a mi lado y la empecé a levantar forzosamente. No se levanto más de  cinco centímetros ya que no podía más. No sé como traje las llaves, rompí esa rama y empuje a Oliver.
Empecé a llorar. Ojala me creyera.
—Por favor déjame ir.
— ¿Por qué tendría que hacerlo?
—Por favor— empecé a sollozar más fuerte. Mi cara ya estaba mojada por las lágrimas.
Di vuelta mi cara y la apoyé en el frio pasto y me largue a llorar silenciosamente. Esta vez de verdad. “Si me mata que lo haga rápido” pensé.  Y llegó. Lo último que vi fueron las negras pupilas del joven.







sábado, 24 de diciembre de 2011

domingo, 18 de diciembre de 2011

Capítulo12 de "Gracias a una Piedra"

Capítulo narrado por Caroline.
Jov Walkovic. Ohio. Lakewood.

                                                                                                                               Viernes, 14 octubre, 22:07
Querido Papá,
Tanto tiempo sin verte, no sabes cuánto quiero ir a casa y estar contigo.
Acá el colegio es MUY diferente, ya no estamos con las presiones de las pruebas todos los días ni tenemos las extensas jornadas de clases. Ahora solo tenemos clases en las mañanas y toda la tarde es nuestra.
Algo cómico es que nosotros llegamos en la quinta semana de clases de los alumnos de este colegio y ellos cada dos meses (ocho semanas) de clases después tienen dos semanas de vacaciones. Hoy no he tenido clases ya que es un día “festivo” para los de acá. Es decir que en dos días más (lunes) empiezan mis verdaderas “vacaciones”.
¿Cómo has estado tú?
Yo últimamente me he resfriado bien a menudo. No sé qué será, pero he tenido fiebre y algunas recaídas. Nada grave.
He pensado en escaparme esta semana a verte, y quedarme contigo para las fiestas (No creo que me dejen pero lograré salir, ya verás. Siempre encuentro el camino a casa.) Y si tengo suerte y nos dejan, iré con Kate.
No sabes lo grande que está y la encontrarás más grande ya que no la has visto en harto tiempo.
Bueno creo que esta carta te llegará a las 3:07 ya que el lema del correo acá es “De aquí al fin del mundo en 5 hrs.” (Y misteriosamente todas las cartas a cualquier parte del mundo llegan en menos de 5 horas.
Bueno Papá, me iré a acostar. Besos y acuérdate de visitar a Mamá. (Acuérdate de cambiarles las flores)
Saludos,
  Caroline Walkovic.


— ¿A qué va eso? — me di vuelta y vi a Scott apoyado en el respaldo de mi silla.
—Nada de tu incumbencia. —dije dando me vuelta y cerrando el sobre con la carta dentro.
— ¿Será por Patt?, o me equivoco, gatita— la última palabra me la susurro en el oído. Yo me aparte de él.
— ¿Por qué debería ser por él?
— ¿Por qué no?
Ahí me dejó. Con las palabras atoradas en la garganta.
—Anda a acostarte mejor, mañana empieza tu entrenamiento.
— ¡Que!
—Tu entrenamiento…— por la cara que tenía supongo que Scott se dio cuenta que no entendía ni una palabra que salía de su boca.
— ¿Qué carajos has estado haciendo con Patt todo este tiempo que se suponía que tenía que enseñarte todo respecto a los Lucifer? — dijo enojado.
Me encogí de hombros. Scott lanzó un suspiro.
—De acuerdo, lo haremos rápido. Todos nosotros los que tienen dones, poderes, se pueden transformar y lucifer son de una raza llamada Ikall. Hay muchos tipos de Ikall y los principales son los “PHE” como la mayoría de los estudiantes, Lithgow y yo, pero Lithgow y yo somos guardianes así que somos “guardianes PHE”.
Los “PHE” tienen la habilidad para cambiar su forma a un animal o a veces dos además de tener los rasgos esenciales de cada animal. Por ejemplo si alguien es un felino como yo tiene la cualidad de ser rápido y sigiloso.
Después están los “PPEC” y los “PPEP”.
Los “PPEC” que son los que desarrollan “poderes comunes” más marcados como, mayor resistencia física, rapidez, fuerza inhumana  y muchos más. Se caracteriza por cosas que los humanos pueden hacer pero ellos pueden hacerlo mejor. Como correr, ellos corren mil veces más rápido.
Y los “PPEP” tienes poderes propios como el don de la curación, telepatía, fuerza mental, invisibilidad, volar, controlar uno de los cuatro elementos (Tierra, fuego, agua, aire).
Y los más importantes son el Lucifer. Ustedes desarrollan uno o dos poderes comunes y uno propio. Además que es muy difícil matarlos ya que solo pueden matarlos con una flecha al corazón.
— ¿Y si me llega por ejemplo una bala al corazón?
—Está claro que no te matará, pero te dolerá como cualquier otra herida, pero no te puede matar. Te pueden hacer añicos cortándote con un cuchillo, pero te regeneras más rápido de lo normal y duele más de lo normal.
—A vamos, ¿entonces se supone que tengo que descubrir mis poderes?
— Si, así que ahora duérmete porque mañana será un día agotador.

Me acosté como me dijo Scott y él se fue a dar su vuelta de las noches. No me di cuenta cuando empezó la pesadilla.

Corría por el bosque escapando de algo que me hacía daño. Todo estaba oscuro. De la nada apareció frente a mí una corrida de fuego quemando todo el pastizal y los arboles, yo pasaba por entremedio de él y no me hacía daño seguía corriendo cuando algo me toma por detrás trato de soltarme pero no puedo, cada vez que forcejeo se va formando un circulo de fuego alrededor de nosotros. El fuego arde muy cerca de mí, pero no me quemaba, otra cosa lo hacía.
Mi sangre.
Arde por mis venas quemándome hasta lo más profundo de mi ser. El ardor empieza a subir desde mis pies, a mis piernas, mi abdomen, mi cuello. Cuando llega a mi cabeza despierto de un salto.
Estoy sudando frio, tengo fiebre y tengo dos toallas en mi cuerpo. Una en el abdomen y otra en la cabeza. Scott sostiene una tercera.

—Esos no son sueños para una pequeña gatita. — me dice Scott cambiándome la toalla de la cabeza.
— ¿Sabes lo que he soñado? — pregunto entre jadeos.
—No exactamente, pero no sé porque puedo sentirlo, siempre he sabido lo que sientes.
— ¿Algún tipo de vínculo?
—Se le podría llamar así, es solo porque te he conocido desde prácticamente toda tu vida.
— ¿Qué hora es? — dije cambiando de tema.
—Tres de la mañana, será mejor que te duermas.
—Si estoy con esta fiebre ¿Tendré que entrenar mañana? —ojala me salve del entrenamiento.
—Sí. Además esto no es fiebre, es solo falta de energía.
— ¿Me hablas en chino otra vez?
—No me digas, ¿Patt no te ha contado sobre la energía?
Negué con la cabeza.
—Me habló solo una vez del tema y solo me dijo algo esencial, como que yo fuera una persona cualquiera que no debiera saber del tema, era como que no quisiera aceptar que yo era Lucifer.
—Jamás ha sido fácil aceptar que alguien cercano sea Lucifer. Acuérdate que es tu vida es la que está en juego.
Mire al techo.
—Bueno te explicare lo de la energía. ¿Te acuerdas de los tipos de Ikall? Los PHE, PPEC, PPEP y los Lucifer.
Y ¿te acuerdas que tenían mayor aura? Bueno, todo ser vivo, humano e Ikall tiene energía. Una que para los humanos es mucho más baja que para un Ikall y menos importante, ya que un Ikall con muy baja energía puede morir fácilmente.
La energía se recibe y se da. Humanos e Ikall pueden recibir energía. Los PHE pueden dar pero muy poca ya que nosotros, como Lithgow y yo, necesitamos siempre tener harta energía para nuestros cambios de forma. Es decir que para los PHE tener la energía muy baja es la muerte segura.
Así es diferente para los PPEC ya que ellos adquieren la fuerza del medio al igual que los PPEP.  Es decir (en el caso de los PPEP) que si uno tiene de poder propio el control del agua, saca la energía del agua. Y en el caso de los PPEC sacan su energía al igual que los humanos. Comer y dormir.
Pero en los PPEP hay una excepción, los que poseen poderes como la telepatía, fuerza mental (para mover las cosas) e invisibilidad adquieren su energía de ellos mismos al no haber un recurso del cual sacarla.
Y finalmente están los Lucifer, que pueden dar y recibir energía en grandes cantidades y depende de la persona de donde adquiera su energía.
— ¿Sabes? Me enredaste más de lo que estaba.
—Vamos gatita, es fácil. —Scott tomó una de las hojas que estaban en mi escritorio, un lápiz y escribió.

“*PHE –Persona. Habilidad. Especial. : Pueden cambiar de forma a un animal o dos. Ejemplo. : Yo.  Pueden recibir energía en grandes cantidades pero pueden dar muy poca. Pierden energía con facilidad ya que cada cambio necesita gran cantidad de energía.

*PPEC—Persona. Poder. Especial. Común. : Poseen un poder común que son: rapidez, fuerza inhumana,  mayor resistencia (fuego, agua. Ejemplo: tocar el fuego, durar mayor rato bajo del agua.), sentidos más desarrollados (Ejemplo: mejor oído, visión u olfato.) Adquieren energía como los humanos. No pueden dar energía.

*PPEP—Persona. Poderes. Especiales. Propios.: Tienen poderes como control de uno de los cuatro elementos, telepatía, fuerza mental, invisibilidad, volar, flexibilidad o curación. Ellos adquieren su energía a través del poder que usen (Si tienen control sobre el agua sacan la energía de ella. Es casi imposible que mueran por falta de energía. Ya que tendría que acabarse toda el agua, fuego, aire o tierra del planeta.) Pueden dar poca energía al igual que los PHE.

*Solo los que tiene como poder propio la telepatía, fuerza mental, invisibilidad, flexibilidad o curación sacan la energía de ellos mismos. Y obtienen la energía al igual que los humanos, así que un sobre uso de su energía los podría llevar a la muerte.

*Lucifer—Portador de luz. : Pueden tener dos poderes comunes y uno propio. Adquieren su energía de la piedra. Pueden dar grandes cantidades de energía, no importa que poder común  o propio tenga. No pueden morir por falta de energía, pero pueden quedar muy débiles por mayor tiempo y quedar inconcientes. (Que podría causarle daños irrevocables como pérdida constante de memoria o no poder moverse.)
Solo pueden morir con una flecha de madera al corazón. Si se le causa una herida mortal (para un humano o un Ikall) solo quedan con graves heridas y (obviamente) mucho dolor.
Tienes cicatrización rápida (pero dos veces más dolorosa)
A los 18 años (cuando las cicatrices y las piedras brillen) deben unirlas (piedras y cicatrices) para salvar este chiquero de mundo. La mayoría de las veces los Lucifer mueren cuando juntan las piedras por falta de energía.
Ejemplo: Tu y Patt.”

Lo último sinceramente no me gustó para nada. Scott sacó la tibia toalla de mi abdomen y puso una fría. No pude evitar no estremecerme. Hiso lo mismo con la de mi cabeza.
—Mañana después de mi entrenamiento nos vamos a juntar todos al lado de la salida. ¿No tienes nada para hacer?
— ¿Qué planes puede tener un gato? —dijo sonriéndome.
Sonreí, lo mire a los ojos y después los cerré. ¡Vaya! Si que estaba cansada. Sentía como Scott me cambiaba las toallas a cada rato. Después del cuarto cambio de toallas Scott me dio vuelta dejándome boca abajo y puso una toalla en mi espalda. Con esa sí que salté.
—Tranquila, sigue durmiendo. — me dijo Scott sacándome los cabellos de la cara.

Serían ya las 5 de la mañana y Scott seguía despierto cambiando me las toallas, dando me vueltas y tomando mi temperatura.
De verdad que le debo una.
Me di vuelta y abrí los ojos. Scott no estaba a mi lado, estaba mojando las toallas en el baño. Cuando llegó me vio despierta y me empezó a decir que me durmiera, que o sino no tendría fuerzas para entrenar mañana y bla bla.
—No te preocupes tanto, solo es un poco de fiebre, siempre me da.
—40 grados no es un poco de fiebre, gatita. Y además soy tu guardián y tengo que cuidarte.
—Pero igual tienes que dormir.
—Tu vida sobre la mía. — me respondió igual de rápido como le había respondido yo.

Odiaba que la gente fuera tan considerada conmigo, porque sentía como que me quedaba algo pendiente con ellos. Me salva la vida, le debo la mía. Lo peor que con Scott sería diferente, El decidió dar su vida algún día por otra persona. Es una decisión suya y no podré cambiar eso.
Me volví a dormir. Pero no profundamente. Son de esas veces que estas durmiendo pero sientes y oyes todo a tu alrededor.
Sentía como Scott seguía cambiando las toallas y de vez en cuando me daba vuelta para ponerlas en mi espalda.
Después de un rato deje de sentir las toallas pero sentí que alguien levantaba las sabanas y se metía a mi lado.
Las luces se fueron.

Al siguiente día desperté sola en mi pieza. Me puse un buzo que estaba sobre la silla. Me sentaba realmente bien. Aunque realmente ese tipo de ropa no me llamara mucho la atención. Prefería notablemente unos shorts con una polera o un vestido. Algo simple pero que me diera libertad. No soporto la ropa muy apretada me hace sentir encerrada.
Me dirigí a donde se supone que está el gimnasio. En el segundo piso. Había pasado por afuera de sus puertas varias veces pero jamás me entro la curiosidad para ir a verlo. El deporte no es lo mío.

Una señora de unos aproximadamente treinta años, alta, con amplias caderas y piernas, el negro pelo agarrado en una coleta detrás de la cabeza y unos pantalones estilo bombachos, estaba sentada en una silla en la mitad del gimnasio observando algo en su muñeca. Al verme se levantó y saludó casi como lo haría un militar. Incluyendo el acento.
—Buenos días señorita Walkovic. Usted ha llegado exactamente 11 minutos tarde—dijo acercándose lentamente hacia mi— y hoy es el sexto día de la semana. Así que veamos cómo es usted para las matemáticas. ¿Cuánto es seis por once?
—Sesenta y seis.
—Ahora hágame sesenta y seis abdominales.

Mierda. Sesenta y seis abdominales. “Esta vieja esa loca” y “estos van a ser los peores entrenamientos de mi vida” fueron las primeras dos cosas que se me vinieron a la cabeza en ese momento. Jamás había hecho más de veinte porque terminaba con todos los músculos adoloridos. Ahora tenía que hacer más del triple de eso.

Fueron las horas más agotadoras de mi corta existencia. La primera hora, después de los sesenta y seis abdominales tuve que correr diez minutos con un descanso de cinco minutos de elongación (donde pase los cinco minutos recobrando la respiración) que iban seguidos por dos sesiones de pesas y una de rapidez.  A la siguiente hora la entrenadora Gibson (me obligo a llamarla por su apellido) se paró al frente mío con los brazos en jarras y me contemplo tendida en el suelo esperando que recobrara la respiración.
— ¿Veamos que poderes tendrás tú? Fuerza no creo. Rapidez, Pff, hasta una tortuga te gana. Resistencia, no duraste ni un minuto en la prueba que te hice. A que tienes alguno más básico como sentidos subdesarrollados. No sé como podrás sobrevivir con eso. — lanzo una risa chillona.
—Con un oído más agudo quedaría sorda con su risa— dije tan bajo que casi ni yo me escuché.
— ¿Que ha dicho?
— ¿Qué a que se supone que tengo que sobrevivir?
—Querida—dijo agachándose—hay mucha gente afuera que te quiere muerta. Pium. —dijo e hiso con su dedo la trayectoria de una flecha hasta mi corazón.

Se volvió a levantar y me siguió contemplando como si yo fuera un gran fantasma de newton y viniera a decirlo uno de los mayores secretos de la gravedad.
—Supongo que tendrás como poder propio algún otro elemento. Y de común podría ser resistencia y sentidos subdesarrollados, de propios no tengo la menor idea, pero podría ser uno de los otros elementos.
— ¿Cómo puede saber eso antes de que los tenga?
—Porque el señor Kinsley tiene de comunes rapidez y fuerza, y de propio control sobre el fuego, aunque todavía no lo controle muy bien. Y todos los Lucifer tienen poderes similares o que se complementen. Pero nadie sabe. Me han dicho que ustedes son una pareja muy extraña de Lucifer. Los más extraños que se han visto en años.

Fuego. El sueño.
El fuego me va rodeando pero no me quema. Patrick tiene de propio el fuego. Es su elemento. La fuerza es uno de sus comunes. Algo me sostenía y no me podía soltar, tenía más fuerza que yo.

Terminaron las extensas dos horas de entrenamiento y empiezo a bajar las escaleras para dirigirme a mi cuarto cuando me topo con Jess.

—Woah, estas para estar dos horas metida en una tina de agua caliente.
—Es lo único que quiero—dije sentándome en las escalera.
—Pero tendrás que acortarla porque acuérdate que después de la hora de almuerzo nos juntaremos en el patio los cinco.
—No me he olvidado, espera… ¿Cinco?
—Y Cheshire, claro.
— ¿Eso me da...?
—Dos horas para ducharte y descansar un poco. Comeremos allá así que no se te ocurra llevarte nada a la boca ¿Entendiste?
—De acuerdo.
—Me esperas en tu pieza, iré por unas sales y unos aromatizantes exquisitos para tu tina.
— ¿sabes? No es necesario. —dije levantándome para ir a mi pieza antes de que Jess me llenara la tina con aromatizantes y jabones extraños.
—No te molestes, anda a tu pieza y estaré en menos de dos minutos allá—dijo bajando las escaleras corriendo hacia su habitación.

Después del exquisito baño con las sales y aromatizantes olor a fresa que puso Jess me vestí y llevé a Cheshire en brazos. No lo había visto en todo el día y no tenía idea de donde se había metido.

Hace más de una semana que no nos reuníamos los cuatro amigos. Normalmente nos juntábamos casi dos veces o mas por semana pero estas últimas han sido tan extrañas para todos que ni uno (ni yo) ha podido ni siquiera ordenar sus cosas.
Me agradaba ver a mis amigos juntos otra vez. Jess sacando fotos como loca a Cheshire, a Kate y Oliver, a mí con la cabeza en otro lugar, para variar, y de nuevo al gato. Kate y Oliver estaba los dos sentados, muy juntos, tomados de las manos y susurrándose cosas estúpidas y largándose a reír. Como siempre yo era la que estaba en otro mundo. Además de Jess que siempre estaba en su mundo con su cámara. Así fue pasando la hora cuando Cheshire empezó a maullarme y a rasguñar mis piernas para llamarme la atención. No entendía que quería. ¿Le dolería algo?, ¿Tendría hambre? Le ofrecí unos atunes pero los empujaba. Después de un rato de estar molestándome salió corriendo hacia atrás del colegio. Tenía que seguirlo. Supongo.
—Lo iré a buscar y vuelvo. —dije levantándome y corriendo hacia donde se había ido Cheshire hace unos momentos.

Al llegar atrás del colegio no me encontré con Cheshire si no con Scott. Tirado en el suelo. Corrí hacia él.

—Scott ¿Qué te ocurre? —le pregunté dándolo vuelta. Y apoyando su cabeza en mis piernas.
—Me… falta energía—me dijo entrecortado.
—Vamos te ayudo ¿no te puedes transformar?
—No.

Ayude a Scott a enderezarse pero solo consiguió apoyarse en un brazo.

—Caroline, necesito energía.
En ese momento todo lo que me había enseñado Scott se mesclaba en mi mente. Yo podía dar energía. El podía recibir. Yo podía salvarlo ¿Pero cómo? Nadie me enseñó.
Los nervios ya me tenían loca, Scott moriría si no hacía algo ahora. Empecé a temblar de los nervios y de la desesperación.
— ¿Qué hago?, ¿Qué traigo? —Le pregunte casi gritando.

En ese momento Scott me miraba fijamente. Hasta estando al borde de la muerte esbozó una sonrisa.
—Ven— me dijo y me acercó a él. Puso una mano en mi cabeza y no me di cuenta cuando mis labios están sobre los de él. Sentía una corriente que atravesaba de mis labios a los suyos. Todos los sentimientos posibles que una persona podía tener se daban vuelta en mi interior.
En ese momento reaccioné. Una sombra. Patrick. 













































sábado, 17 de diciembre de 2011

Gracias a una Piedra.

Portada oficial de "Gracias a una Piedra"
Personajes de "Gracias a una Piedra"

.-Capítulo 1  "Un nuevo comienzo"
.-Capítulo 2  "Una caída inesperada"
.-Capítulo 3  "Error"
.-Capítulo 4  "Juntos por el destino"
.-Capítulo 5  "Una Piedra y una Marca"
.-Capítulo 6  "El vestido Blanco"  
.-Capítulo 7   "Viaje al río"
.-Capítulo 8   "¿Sueño... o Realidad?
.-Capítulo 9   "Adiós"
.-Capítulo 10   "¡Es Cheshire!
.-Capítulo 11   "Aprendes a amar lo imposible"
.-Capítulo 12   "Empezaron las verdaderas clases"
     
   Segunda Parte "La Guerra ha empezado"

.Imagen oficial de la segunda parte " La Guerra he empezado"
.Canción oficial de Caroline y Patrick en la segunda parte.

.-Capítulo 13  "La Guerra ha empezado"
.-Capítulo 14  "Misteriosa, pero con historia"
.-Capítulo 15  "Comienzo del fin o el fin del comienzo"
.-Capítulo 16  "Ojos morados"
.-Capítulo 17  "Reconciliación"
.-Capítulo 18  "Ojos gemelos"
.-Capítulo  19 "Algo mejora"









Capítulo 11 de "Gracias a una Piedra"

—Tranquilos, tenemos tiempo antes de que llegue. —Scott se mostraba sereno. Claro él no tendría que dar explicaciones ni nada, solo se convertiría en gato y listo.
—Será mejor que te vayas, yo aré lo mismo.
—Adiós, —Caroline se despidió de Patrick pasándole a llevar el brazo y este no pudo evitar no lanzar una exclamación.
—Gatita, será mejor que le revises el brazo, no tiene buen aspecto—Dijo dando vueltas alrededor de Patrick.
—No, está bien, Scott llévate a Caroline.
—Espera, pásame tu brazo—pidió Caroline. Patrick vaciló un momento.
—No tiene nada, de verdad, solo unos moratones pero nada importante.
Caroline siguió con la mano estirada. Por fin Patrick cedió y le mostró el brazo. Ella lo recorrió con los dedos hasta encontrarse con los gemidos de Patrick.
— ¡De acuerdo, me duele! ¡No sigas! —Se retorcía de dolor. Pero ella no soltó su brazo.
—Mañana te iré a curar. —Dijo mirando fijamente a los ojos de Patrick.
—No, tú te quedas en el instituto. Yo me sabré curar solo. —Caroline apretó el brazo de él. — ¡De acuerdo, de acuerdo!
Caroline soltó su brazo.
—Patt, mejor que te vayas, se acerca.
—Vamos Scott, o mejor dicho Cheshire —Caroline alargaba sus brazos hacia Scott. Este con un salto se transformó en gato y se posó en los brazos de ella.
—Adiós Patrick, nos vemos. —dijo Caroline alejándose con Cheshire (Scott) en los brazos.
—Adiós—respondió el metiéndose entre nos matorrales.

Caroline caminaba y caminaba acariciando la cabeza de Cheshire que no paraba de ronronear. ¿Tanto había caminado para llegar hasta ahí?
— ¿Caroline? —se escuchó a lo lejos.
— ¿Jess? —respondió ella.
—Caroline ¿Dónde estás?
— ¡Acá!
— ¿Sabes? Esa pregunta fue estúpida.
—Sí que lo era. Quédate donde estas, yo voy para allá.
—De acuerdo.

Cheshire seguía ronroneando pero estaba ahora en los brazos de Jess en la pieza de Caroline.
—Así que déjame entender. Fuiste a caminar porque estabas mareada.
—Correcto.
—Y sentiste unos maullidos y te metiste más adentro para ver que era y lo encontraste a él.
—Exacto.
— ¿No encuentras que se parece a tu gato que tenías?
—Sí, me di cuenta de eso, por eso le puse Cheshire.
—Que mono—dijo levantando a Cheshire a la altura de sus ojos para observarlo. — ¿Te quedarás con él?
—Sí, me hará compañía.
— ¿Mas que la mía?
—Me hará compañía en el día, cuando te desapareces. A propósito de eso ¿Cómo está el chico de intercambio?
Jess vaciló.
—Ahí está, nada de otro mundo, me ayuda con las tareas.
—Tienes que mostrármelo.
—Todavía no.
— ¿Por qué?
—Es tímido
Caroline no quiso seguir reclamando le ya que sabía que era primera vez que a Jess le gustaba alguien y se atrevía a hablarle así que pensó que debería ser vergüenza.
—Caroline creo que me iré a dormir a mi habitación. — dijo levantándose de la cama.
— ¿Qué ocurre?
—Nada, solo quiero saber cuándo llegue Kate, quiero saber lo que pasó, ¿Vienes conmigo?
—Estoy cansada, gracias, mañana me cuentas.
—Adiós, que duermas bien—dijo despidiéndose de Caroline.
—Procura permanecer despierta.
—Son solo las 12, no creo que lleguen más tarde.
Las dos amigas se quedaron mirando.
—Te encargas de matarla— le dijo a Jess.
—Y tú a él.
—De acuerdo.
—Te aviso cualquier cosa.
—De inmediato.
Jess le dibujo una sonrisa y cerró la puerta. Caroline suspiró.
—Ahora quedamos tú y yo—dijo dándose vuelta hacia Cheshire y tomándolo. Por un momento ya no era Scott, era Cheshire su querido y amado gato que vivió toda su infancia con ella. Es como volver a abrir un diario cerrado, es como volver a encontrar a un gato perdido por años, el mejor confidente del mundo. No te podrá aconsejar pero si sabrá guardar los más profundos secretos y subirte el ánimo con un simple “miau”.

Se recostó, se cubrió con las sabanas y cuando estaba a punto de apagar la luz Cheshire su subió encima de ella y le dio un pequeño beso de buenas noches como hacia antiguamente. Caroline le levantaba las sabanas para que él se metiera y apagaba la luz. Como en los viejos tiempos.

Al despertar Caroline se dio vuelta y no encontró a su pequeño gato, si no a Scott. Pegó un grito y cayó fuera de la cama al duro piso.
— ¿Qué ocurre? —dijo Scott sobresaltado. Cuando cayó en la cuenta de que Caroline estaba en el piso rió.
—Woah, ¿Qué haces en el piso?
Caroline se le quedó mirando. Vamos, sí que era guapo.
—Me acuesto con un gato y despierto con… con… ahg, la cosa que seas.
—Si quieres catalogarme seria “persona especial”
—Miren lo, especial quería ser él.
—No te burles.
— ¿Por qué debería no hacerlo? ¿Eh?
—Porque tú igual lo eres— dijo poniendo sus manos detrás de su cabeza y apoyándose en el respaldo de la cama. —piensa gatita, ¿Qué eres tú? ¿Qué soy yo? Los dos somos un tipo de “Fenómeno” como le diría un humano, pero claro está que no te llamaran así, muchos te quieren para que salves su chiquero de planeta y les da lo mismo que te pase después ¿Entiendes?
Caroline integraba las palabras de Scott con lentitud.
— ¿Después? ¿Qué me pasará después?
— ¿Tu querido Patt no te ha contado? Que lastima que no te cuente en la realidad que vives, gatita. Pero yo te contaré. — Scott se sentó en la cama y se acercó a Caroline.
—En este asqueroso planeta que tú y tus amigos llaman tierra pocos saben de tu existencia, y los que saben se dividen en dos bandos. Nosotros, los que tratamos de protegerlos a cuesta de nuestra propia vida y los que quieren apoderarse de ti y de Patt, porque tienes un aura muy fuerte ¿Sabes? Preguntarás para que alguien te necesita, bueno, la piedra que tú tienes tiene miles de años y mucho poder. Piensa que desaparece y reaparece por su cuenta cada 100 años y es capaz de mantener esta cosa viva. Bueno resumiendo. Quieren tener ese poder y tener el “poder” de la tierra.

<<Gatita, para eso tienes que olvidarte de todo lo que sabes sobre esta tierra, la historia, la física. Olvídate de algo tan simple como saber que con aire respiras, que no puedes estar en el espacio, que no puedes llegar al centro de la tierra. Así podrás entender a los que se hacen llamar LIKSA. Los que te quieren bajo experimentos y sedantes.
Y nosotros, los que los protegemos, sus guardianes y varios de las autoridades y alumnos de este colegio. >>

— ¿Alumnos de este colegio?
— ¡¿Tampoco sabias eso?!
—Vamos, no te enojes. Con suerte sé que soy yo.
Scott suspiró.
—Este colegio está lleno de gente como yo.
— ¿Es decir que se pueden transformar en gatos?
—No necesariamente, puede ser otro animal también
—Acá los buscan por radar por todo el mundo, por eso hay tantos de “intercambio” y los traen. Es más fácil encontrarnos ya que nuestra aura tiene más fuerza que la de un humano pero solo en un punto de tu vida. En la adolescencia. Y una razón de eso es que haya tantas salas de clases, tantos horarios y ustedes tan pocas clases, porque a los que no se sabe bien que son los dejan en una clase y a los demás que ya desarrollaron su don o “poder” los ponen en otra a reforzarlos.
—Es decir que a este colegio vienen todos los que tienes ese “don”, entonces Oliver, Kate y Jess también los tienen.
—No sé, creo que no. Creo que ellos son una confusión como miles de otros. Puede ser que como eran tus amigos más cercanos, al buscarte por el radar, tu aura al ser tan fuerte se haya confundido con la ellos.

—Ya toma acuérdate de traer todo. —Caroline puso una nota en la pequeña boca de Cheshire y le abrió la ventana. —Que nadie te vea por favor. Anda, rápido.
Cheshire saltó por la ventana hacia la enfermería del laboratorio.
 Cheshire fue a buscar las vendas para Patrick. Al cabo de un rato llegó Cheshire con vendas amarradas a su regazo.

El día estaba bonito, el sol brillaba y soplaba muy poco viento. Caroline se puso unos shorts y un poleron delgado. Lo primero que encontró.

Cheshire guiaba a Caroline hacia la cabaña donde se supone que había estado Patrick toda la semana que estuvo afuera.  La cabaña estaba bien lejos y a la mitad del camino Caroline pedía a regañadientes un descanso. Scott que en ese momento era un pequeño gatito, cambió en un salto a una gran pantera banca. Era más grande que cualquier pantera que Caroline hubiera visto en el zoo cuando pequeña y su piel más suave y blanca que la de cualquier animal.
Caroline se subió a su lomo y le dio pánico al ver en realidad lo alto que era, sus piernas colgaban y todavía le faltaban cinco centímetros para tocar el suelo. El gran Cheshire empezó a correr, más rápido que cualquier felino que hubiera conocido. Ella sentía como se tensaban los músculos del gran Cheshire al correr. Llegaron en menos de cinco minutos a su destino.
Era una pequeña cabañita bien acogedora con una chimenea, una cocina-bar, un sillón con tele al frente y dos piezas con cada una su respectivo baño.
Al entrar encontraron a Patrick acostado en un sillón tapado hasta la barbilla con una manta. La tele estaba prendida.
Caroline la observó. Hace tanto tiempo que no veía una televisión, pero no era eso lo que le llamó la atención si no que estaba puesta en un canal realmente extraño. El fondo era negro y aparecían letras blancas, pero no eran letras eran un tipo de jeroglíficos algo raro que Caroline no entendió y abajo en el lado derecho había un pequeño triangulo donde salía un radar y al lado contrario salía una programación de supervivencia.
Caroline se acercó a Patrick, mientras Scott volvía a su forma y cerraba la puerta, y arremangó la manga del brazo que tenía malo. El brazo izquierdo.
Al verlo Caroline tuvo que evitar darse vuelta. Su antebrazo estaba morado y la parte de adentro de su codo también.
—Hey, está profundamente dormido.
—Eso creo, será mejor que se lo curemos antes de que se despierte.
Caroline tomó las vendas y se las puso en su brazo. A la segunda venda  Patrick despertó a causa del dolor.
— ¿Qué hacen? — dijo medio adormilado.
—Quédate tranquilo y no te dolerá—dijo Scott que estaba sentado en el sillón del frente.
Patrick la miró.
—Vamos, dije que estaba bien. — Caroline le apretó el brazo. — ¡De acuerdo!, de acuerdo. Sigue.

Después de varios gritos y regaños Caroline terminó de ponerle las vendas a Patrick. Los dos se fueron a sentar a un banco frente a la mesa mientras Scott preparaba unos panqueques.
Al terminar Scott quiso levantar los platos. Se notaba algo nervioso, algo apurado. Mientras Scott iba de un lado a otro Caroline conversaba con Patrick. En un momento no tuvieron más tema. Patrick tenía su brazo apoyado en una larga venda que lo sujetaba y el otro brazo apoyado en el banco. Caroline la miro y no pudo no evitar hacerlo. Bajo su mano y tomó la de Patrick. Este se sobresaltó y miro a Caroline sin decir nada e igual de rápidamente miro al frente, soltó la mano de Caroline y le dijo a Scott algo sobre el tema del canal de televisión.

Caroline pensó un rato lo que había pasado y prefirió no seguir dándole vueltas al tema.
Después de un rato Scott y Caroline se fueron. Ella apenas se despidió de él.

Al volver a su habitación se quedó sola ya que Scott dijo que iría a dar una vuelta ya que no soportaba estar encerrado tantas horas en un espacio tan pequeño. Al fin y al cabo era parte de su instinto animal.
Caroline tomo unas pequeñas hojas y escribió en ella:

IF YOU KNEW IT WOULD HURT
  WHY DID YOU DO IT ?

Y la pegó al frente de su escritorio. Se sentó al frente de la nota.
Ella sabía que Patrick lo hacía por algo porque después de lo ocurrido él se quiso despedir de Caroline y ella notó en su mirada arrepentimiento pero no le hizo caso.
Ahora que se trague su arrepentimiento
Antes de que se pusiera a pensar en cualquier cosa que la hiciera estallar de rabia se acordó de su papá tomo un papel más grande, un lápiz y le empezó a escribir una carta. Pero antes de poder terminarla alguien le tomo el hombro y leyó la frase de la pared.
If you knew that it would hurt, why did you do it?...