Desperté entre sonidos provenientes de la habitación. Por un momento me quede mirando la nada, me sentía extraña, como mareada pero no como que me fuera a desmayar, si no como si todo fuera algo creado por mi mente.
De repente se me vino Patrick a la mente. Miré al lado a ver si se encontraba él, pero no, estaba Nickolas, la señora Margaret y Oliver.
—Hola querida, ¿Cómo te sientes? —cuanto extrañaba la dulce voz de la señora Margaret.
—Extraña. —fue lo único que pude articular.
—Tranquila, es normal, después te acostumbrarás.
Vi a Oliver que se levantaba de su asiento, se puso de rodillas al borde de la cama y puso mi mano entre las suyas.
—Estás helada, ¿Tienes frío?
— ¿Patrick? —no podía pensar en otra cosa en ese momento. El me lo había prometido. ¿Cuál es su juego?
—Shh, después te explico todo. ¿Tienes frío?
—Algo. —Oliver me acomodó las ropas de la cama cubriéndome hasta el mentón como a una niña pequeña.
—Te han estado suministrando energía, ya que tus niveles están bajos y estuviste a punto de entrar en un coma. En estos días trata, por favor, de no usar tus poderes, podría ser peligroso. —me empecé a desesperar. No entendía nada.
—De acuerdo, pero podría alguien decirme ¿Qué coño sucede?
—Tuviste un bajón de energía, uno considerable. Estuviste en los niveles mínimos, a punto de entrar a un coma. Solo te recomiendo descansar y no usar tus poderes bajo ni una circunstancia. —Nickolas me mantuvo la mirada fija durante unos segundos. Sentí algo extraño. No se como, pero sabía lo que había hecho, me había leído la mente. Había visto y odio todo lo que pasó la noche anterior con Patrick. Una cólera incontrolable surgió.
— ¿Por qué has hecho eso?
— ¿Qué cosa?
— ¡Sabes perfectamente que! —dije alzando la voz.
—De acuerdo tranquila, no fue mi intención.
La señora Margaret y Oliver miraban impasible la escena. Gracias a dios la señora Margaret se dio cuenta que esto no terminaría bien e interrumpió.
—Querida, por favor, descansa, tus niveles están bajísimos no hagas que empeoren.
—De acuerdo.
En esos momentos volvieron a la normalidad, la señora Margaret estaba tomando datos en su carpeta y Nickolas mientras me quitaba los vendajes para curar mi herida.
Recién en ese momento me di cuenta que cuando realmente podría haber funcionado algo bien con Patrick, todo se iba al carajo. ¿Por qué? Porque no podremos estar juntos sin que mi energía baje y me encuentre en peligro de “morir” ya que quedar en coma para un Lucifer es como “morir temporalmente” hasta los 18 claro, cuando la piedra se vaya y tenga que obtener la energía de mi misma.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el chirrido de la puerta, esperé que fuera Patrick, pero no, era alguien mucho mejor. Jov Walkovic, mi querido y amado padre.
Sin pensarlo dos veces me levanté muy decidida, pese al esfuerzo, y lo abracé. En ese momento me di cuenta que estaba solo con la venda en mi parte superior y unos pantalones abajo. Mi padre se quedó atónito sujetándome, ya que yo no podía mi peso.
— ¿Cómo estás Papá?
— ¿Papá? —Dijo Nickolas parándose de su asiento— ¿Qué haces aquí?
— ¿Qué ocurre acá? — dije mirando a mi padre y a Nickolas a la vez, que tenía la misma cara de sorpresa que los dos. La señora Margaret y Oliver estaban igual de atónitos que nosotros.
Mi padre se enderezó y nos miró a ambos.
—Caroline Walkovic —me dirigió la mirada— y Nickolas Walkovic, —dirigió la mirada a Nickolas— hijos de Elisabeth y Jov Walkovic, nacidos una hermosa tarde de primavera, ustedes… son hermanos.
Con Nickolas nos lanzamos surtidas miradas de confusión y entendimiento. Por eso muchas cosas calzaban.
—Permiso señor Walkovic, con Oliver nos retiramos.
—Adelante. —dijo mi padre haciéndose a un lado.
Nickolas notó mi fatiga y me agarró en brazos y me volvió a acostar. En su cara no mostraba ni una emoción y la mía creo que tampoco. Nickolas tomó asiento.
— ¿Cuándo pensabas contarnos que teníamos un hermano mellizo?
—Hey, sé que pueden estar sorprendidos, emocionados, desilusionados y hasta molestos; pero lo hice por su bien. Su madre murió cuatro años después de darlos a luz a causa de leucemia. Sabíamos que uno de ustedes era Lucifer pero, ¿Cual de los dos Lucifer? Nadie sabía, ya que ustedes al ser pequeños sus energías son mas regulares, no hay algunos que tengan más o menos, ya que si naces con menos son prácticamente humanos. Pero bueno, cuando fueron creciendo la energía de los dos fue aumentando en un nivel considerable al mismo tiempo, tanto que parecía que los dos fueran lucifer, y por eso los separé, por miedo a que al seguir creciendo sus auras los maten o pongan en riesgo la vida del que no era lucifer. Ya que como saben la mayoría de las veces toman rehenes de la familia para poder capturar al lucifer, lo más fácil, torturar al familiar y que el aura del Lucifer se debilite por el dolor, de tal manera que al controlar su aura obtiene el poder de la piedra.
— ¿Algo más que decir? —preguntó Nickolas con tono frío.
— ¡Nickolas! —le grité exaltada. Nadie la habla así a mi padre… o a nuestro padre… Pero bueno era su padre igual después de todo.
—No Caroline
El silencio era incomodo y extraño a la vez.
Nickolas me tomó la mano y dijo despacio:
—Hola hermana. —sonreí al escuchar eso. Todavía no podía asimilar que él era mi hermano.
—Hola hermano. —le respondí algo tímida. Nickolas levantó la cabeza y me miró. En su cara se dibujó una hermosa sonrisa.
Se levantó y se acostó a mi lado pasándome un brazo por detrás de la cabeza y apoyando la espalda contra el respaldo como yo.
—No puedo creer que nuca me haya dado cuenta.
—Tampoco estuvimos demasiado tiempo juntos como para contarnos de nuestras vidas, piensa que ni siquiera nos presentamos con el apellido.
—Pero igual, se nota que somos parecidos. Los ojos. El característico morado que identifica a los Walkovic. —hiso una pequeña pausa—además eres igual a mamá.
—Y tú a papá.
— ¿Yo? ¿A ese viejo cascarrabias? Nunca.
— ¡Que si! Tienen el mismo tono de pelo, los ojos y la forma de hablar.
—Dios, yo te hago un cumplido y tu me respondes con todo lo contrario.
—Ya perdón. —dije algo avergonzada.
—Quiero saber quien es el mayor.
—Apuesto que soy yo— dije revolviendo su negra cabellera.
—Te gustaría. Ya verás que tú eres mi hermana pequeña. —y ahora él me empezó a revolver los cabellos. Traté de esquivarlo, pero un mal movimiento me dejó en jaque. Sentí como los colores se me iban.
— ¿Qué ocurre?
—Me duele. —no podía decir nada más. Apreté mi costado con mis manos.
—Déjame ver. —Nickolas me corrió las manos dejando a la vista una pequeña mancha de sangre en la venda que se iba ensanchando cada vez más.
Nickolas se levantó rápidamente y me acostó a lo largo de la cama. Empezó a sacar las vendas rápidamente una por una, con el mayor cuidado. Nickolas gritaba desesperadamente pidiendo ayuda. Pude ver en él reflejado el miedo, y yo me empezaba a marear poco a poco y él lo notó.
—Vamos Caroline, resiste, por favor. —me dijo mientras sacaba la última venda. En sus ojos pude ver reflejado mi costado ensangrentado, con la herida abierta. ¿Pero que sucedió? Si la herida había sanado casi por completo. Nickolas fue a la puerta y la abrió.
— ¡Ayuda! ¡Por favor alguien que pida ayuda!
Se volvió hacia mí y empezó a sacar vendas de una caja que estaba al lado de mi cama, donde se encontraban todos los remedios. Me puso una venda doblada y empezó a presionar. Me dolía como los mil diablos pero no quería preocupar más a Nickolas que siguió presionando más y más fuerte. Llegó a un punto que ya no soporté y puse mis manos sobre mi herida. Nickolas espantado trató de sacarlas, sin ni un buen resultado, ya que por alguna extraña razón me dolía menos.
El rostro de Nickolas de un momento a otro cambió y puso sus manos en su frente, dejando esta totalmente ensangrentada.
—Increíble.
— ¿Qué cosa? —logré decir.
—Tu herida está sanando. Tienes poder de la curación.
— ¿Qué?
— ¡Ya no sangra! Se volvió a cerrar.
— ¿Qué ocurre? —Oliver llegó jadeando de tanto correr.
—Caroline tiene poder de curación.
—Imposible, ya tiene su poder propio. Tiene como común resistencia y propio fuerza mental.
—Bueno, yo oí que esta era una pareja muy extraña, de la cual lo mas extraño se podía esperar.
—Así dicen— le dije con una sonrisa en mi cara.
—Así que curación. ¿Será tan amable la señorita Walkovic de prestar sus servicios a este herido caballero? — dijo el peli-castaño apoyado en el marco de la puerta mirándome con esos verdes ojos, que tanto amaba.
Bueno, primero que todo ojalá les haya gustado este capítulo. Y segundo, este capítulo da inicio a "Twin Eyes" extensión y libro aparte de la historia "Gracias a una Piedra"
Este libro habla de la vida de Nickolas Walkovic antes de llegar al instituto. Ojalá lo disfruten, aclaren mas cosas y se puedan sumir en los muchos misterios en los que este libro se ve encadenado.